La depresión es un juego

Reseña de Depression Quest
Por Juan Carlos Rincón Escalante
(Publicada originalmente en la revista Vice Colombia)
¿Cuál es un buen argumento para matarse? No lo tengo, pero mientras jugaba Depression Quest, no lo necesitaba. Esa es la condena: no pasa algo particular. Son un montón de cosas diminutas que están mal y que van formando una torre de ladrillos sobre el pecho hasta que se hace imposible respirar. Es también un odio irracional —y aún así perfectamente justificado en mi mente— hacia todo lo que soy y represento. Es la incapacidad de socializar, de compartir ese mundo que los demás parecen recorrer con tanta facilidad. Es sentirse inferior y dudar de cualquier gesto amable. Es —en un buen día— vivir en piloto automático o —en uno de los peores— no poder levantarse de la cama. De eso trata Depression Quest.
Depression Quest (algo así como La aventura de la depresión) es un juego gratuito a base de texto, unas pocas imágenes y sonido. El juego propone una experiencia. Sus creadores quieren que los enfermos de depresión vean que no están solos, y que quienes no la sufren puedan entenderla mejor. Antes de empezar advierten que es mejor ir con cuidado. No es en vano: la primera vez que lo jugué, tuve que detenerme. Me sentí identificado con un par de descripciones y con la sensación de ahogo que genera su puesta en escena.
Hay que jugarlo, así sea por la curiosidad de entender cómo es la vida cuando uno sufre la pesadilla de que el cerebro se convierta en el más grande enemigo personal.
DEPRESSION QUEST
Productores: Zoe Quinn, Patrick Lindsey e Issac Shankler
Plataforma: www.depressionquest.com