Mis 10 películas favoritas del 2013

Por Juan Carlos Rincón Escalante

2013 fue un año excelente para el cine. A continuación les dejo la lista de mis 10 películas favoritas con algunas razones para mi recomendación. Queda esta lista para cuando no sepan qué ver y necesiten una recomendación. Amé estar vivo para poder ver tanto buen cine.

10. 12 Years a Slave

Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbende

Steve McQueen cuenta que cuando descubrió el libro que inspiró esta película no dejaba de sorprenderse con el pasar de las páginas. La historia de la humanidad está manchada por atrocidades que, aunque ocurrieron, son inimaginables. Es tan bestial y cruel el corazón humano, capaz de tanta maldad, que es sorprendente que también seamos capaces de todo lo contrario. La cámara de McQueen es particularmente efectiva para mostrar ese choque entre la resiliencia y la bestialidad; la esperanza y el dolor. 12 años de esclavitud es un retrato cruel de una realidad aún peor. Las imágenes aquí nos muestran un reflejo estremecedor de lo que hemos hecho (y de lo que, en otras formas, aún hacemos). Aunque Shame me sigue pareciendo la mejor película del director, aquí demuestra su capacidad como narrador para transmitir el dolor. Chiwetel Ejiofor se mete de lleno en un papel abrumador por su fuerza y prudencia. Como el hombre libre convertido en esclavo que interpreta, el actor esconde su dolor y frustración detrás de unos ojos que dicen todo, pero que fingen sumisión para lograr sobrevivir. Vean este clip donde canta en un funeral y díganme si sienten su desesperanza.

9. Dallas Buyers Club

Jared Leto y Matthew McConaughey

Hablando del odio irracional, una de las deudas que aún tenemos como sociedad es el respeto y reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI. Dallas Buyers Club cuenta la historia de un homofóbico que contrae SIDA cuando la enfermedad era aún reciente y los métodos de tratamiento eran incipientes. Es una película hecha con las uñas pero con el corazón. Matthew McConaughey adelgazó 21kg para hacer un papel que merece todo el reconocimiento que ha recibido. Junto con Jared Leto logran ponerle un rostro al sufrimiento, no solo causado por la enfermedad, sino por el rechazo de una sociedad que le teme a la «diferencia». Es una historia inspiradora, interesante y con muy buen ritmo. Mi única queja (y el motivo por el que no está más abajo en esta lista), es que al final parecen olvidarse de que están contando una historia que debe cautivar y la película acaba sin fuerza. Sin embargo, Dallas Buyers Club es de verdad imperdible. Ñapa. Me parece excelente el título que le dieron a la película en español: «El club de los desahuciados».

8. American Hustle

Jennifer Lawrence leyendo el guión para American Hustle

Entre más pienso en American Hustle, más me gusta. Es verdad que la película está sobrevalorada, pero eso no significa que no sea excelente. David O. Russell está fascinado con los caos que, de alguna u otra manera, terminan «funcionando». El año pasado su Silver Linings Playbook contó la historia de personas intentando vivir a pesar del desastre. Hustle sigue el tema pero se da muchas más licencias. Es un retrato y un homenaje a una era del cine americano. Los espacios que usan para filmar son coloridos, la música es excelente, y el tono de los diálogos es una invitación a pensar que nos están engañando. Sin embargo, la historia, que es buena, da muchas vueltas innecesarias y parece funcionar mejor como guión que como película (lean el guión en PDF aquí). El brillo son los actores. Y qué actores. Russell se conoce muy bien con los cuatro principales y para Hustle escribió un papel específico para las habilidades de cada uno. Todos se divierten y dan interpretaciones cautivantes. Amy Adams y Christian Bale son una pareja hechizante. Bradley Cooper hace muy bien el papel de neurótico fracasado. Jennifer Lawrence se roba toda las escenas con una fuerza implacable. La presencia de esa rubia no puede ignorarse. Se come el caos de su personaje y le da humanidad. Hay que verla errática y llorando. Yo sigo pensando que ella es la revolución. Tal vez American Hustle es un engaño en sí misma: un desastre narrativo disfrazado de una película admirada. Pero vale la pena dejarse engañar.

7. Don Jon

Joseph Gordon-Levitt y Scarlett Johansson

Don Jon es, sobre todas las cosas, una película entretenida. Sí, carga encima un mensaje que quiere comunicar (que nuestras ilusiones desmedidas y tergiversadas terminan generando expectativas que la realidad no puede igualar y por ende nos vuelven infelices), pero sabe que su principal objetivo es entretener. Y lo logra. Con creces. Por eso está por encima de las películas anteriores: es muy divertida y cuenta una historia sencilla pero absorbente. Es el debut como guionista y director de Joseph Gordon-Levitt. Llena de ritmo y actuaciones carismáticas de todos los involucrados, Don Jon es, al mismo tiempo, un éxito y una promesa de todo lo que tiene por mostrar JGL. Y su mensaje, por cierto, debe ser escuchado por todos aquellos que han sido educados por las comedias románticas y/o la industria pornográfica. No hay pierde. Vean el trailer.

6. Gravity

Sandra Bullock en Gravity

Gravity es un homenaje a la magia del cine y de la fuerza humana. Es una historia íntima sobre el miedo, el dolor y el peso que vamos acumulando con el pasar del tiempo. Es, también, una obra de arte bellísima que quita el aliento con su música y con lo que muestra. Sandra Bullock hace un excelente papel, pero es la construcción de la historia, las tomas largas, los efectos especiales que no se notan, y la dirección de Cuarón, lo que roba el aliento. Es una película grande en su espacio (al fondo se ve la tierra, en todo su esplendor), pero pequeña en lo que cuenta. Es, en últimas, una prueba más de superación, de seguir adelante. Es la esperanza hecha película. Desde la primer toma hasta el final, Gravity captura, genera sentimientos e inspira. Es un triunfo sobre el cinismo y es la consolidación de un director que desde hace muchos años venía mostrando de lo que era capaz. Es una invitación a seguir soñando a pesar de todo.

5. Nebraska

Bruce Dern

Nebraska arranca en blanco y negro, con una carretera y un anciano recorriéndola, aparentemente sin rumbo fijo. Y así sigue, lenta, sin afán, aparentemente errática y desesperada con el silencio y la falta de color. Pero sí hay rumbo y hay mucho color en ese blanco y negro tan descorazonador. Esta película es encantadora. Cuenta la historia de un anciano que recibe un correo publicitario donde le anuncian que ganó un millón de dólares. A pesar de que todo el mundo le dice que es un engaño, él está convencido de que necesita ir a reclamar su premio. Y así arranca un viaje hacia Lincoln, Nebraska. En el trayecto nos reímos, nos asfixiamos, y hacemos un recorrido por la crueldad del tiempo. Esta es una historia sobre la tristeza y sobre el paso de los años, sobre nuestra aparente irrelevancia, y sobre cómo los sueños envejecen con nosotros. Es, también, una historia sobre la simpleza. Bruce Dern es el más recatado de los nominados a mejor actor, pero su papel está plagado por la desazón que parece ser el destino de todo anciano. Háganse un favor y vean esta película.

4. Blue Jasmine

Cate Blanchett, Woody Allen y Alec Baldwin

Woody Allen escribió un guión despiadado para Blue Jasmine. En él muestra la caída de una mujer superficial y materialista que pierde todo cuando su marido, el típico millonario fraudulento de Wall Street, va a la cárcel. El cineasta busca la yugular crucificando la cultura capitalista norteamericana en una película que contrasta la opulencia con el día a día de la gente de clase media. Sin embargo, Cate Blanchett se roba la película y hace algo que sólo ella puede hacer: humaniza a la villana. No en vano Blanchett homenajeó a Phillip Seymour Hoffman cuando recibió el Bafta por esta película: Hoffman era conocido por su capacidad de inyectarle vida y simpatía a los malos, a la escoria. Eso mismo hace aquí con majestuosidad la actriz. Ella es Jasmine, y por eso Jasmine existe. Su dolor es real, su desesperación es real, sus motivos son tangibles. Es posible entenderla, incluso compadecerla. También ayuda que Blue Jasmine, en últimas, es una historia de amor. Es imposible no ver esta película y terminar consternado. Lo que cae y se parte en pedazos con los créditos finales no es un símbolo vacío (como tantos en la filmografía de Woody Allen), sino que es Jasmine, una mujer de carne y hueso, una mujer cuyo desespero entendemos; sentimos. Esta es una tragedia que pasará a la historia.

3. Frances Ha

Greta Gerwig en Frances Ha

Si tienen Netflix, vayan ya mismo y vean esta película. La descubrí gracias al sistema de streaming y no puedo estar más agradecido. Frances Ha cuenta la historia de una bailarina que no ha logrado ganarse la vida con su arte, y por ende todo en su existir es un desastre. Esta es la excusa para hablar de los sueños y la esperanza y la ingenuidad y el cinismo del mundo real. Es una historia de amor a la vida y a las amistades. Es, también, una oda a Nueva York y el retrato de una generación que aún no logra conciliar la idea de que hay que perseguir los sueños con la realidad de que hay que pagar las cuentas. Es sencilla, en blanco y negro y cautivante. Si necesitan pensarse a ustedes mismos, o redescubrirse, o simplemente ver que hay otras personas que están igual (o más) perdidas que ustedes, véanla. O si simplemente quieren una buena película con una historia entretenida, véanla. Al final terminarán con una sonrisa. Se los aseguro. 

2. Inside Llewyn Davis

Oscar Isaac

Inside Llewyn Davis es la historia de un cantante de música folk que tiene todo lo que se necesita para ser famoso (talento y determinación), pero que simplemente no lo logra. Su vida es un desastre y una constante lucha por encontrarle sentido a su existencia. Él no se conforma con meramente «existir», quiere hacer algo más. Esta película de los Coen, además de ser una crítica/burla del american dream, es un retrato íntimo y poderoso de la depresión. Oscar Isaac la saca del estadio con su interpretación del protagonista. Los colores, la nieve, la música y los actores forman una composición melancólica y bella. No fue nominada a ningún Oscar, pero ganó el Grand Prix en Cannes (leí en alguna parte que es apenas natural que una película sobre el arte no reconocido no sea nominada por la academia). Al final eso no importa. Hay que escucharla, sentirla, y sumergirse en la deliciosa miseria de intentar hacer algo más que «existir». El título en español es sublime: «Balada de un hombre común». Escuchen cómo se le parte la voz en esta canción.

1. Her

Rooney Mara y Joaquín Phoenix

Her es la historia de un hombre que se enamora de su sistema operativo. Claro, es en el futuro cercano y el sistema operativo es una inteligencia artificial que cobra vida con la voz de Scarlett Johansson, pero muy bien podría ser una historia que ocurra en la actualidad. Spike Jonze escribió (vean el guión en PDF acá) y dirigió una película que parece profética, pero que sobre todo es una excelente historia de amor. Joaquín Phoenix, como siempre, hace un excelente papel de un escritor solitario que aún no supera su divorcio reciente. La creación del mundo futurista es muy interesante, y uno de los aspectos más llamativos de la historia es pensar en lo que está pasando en el resto del mundo. Jonze crea una historia individual, pero le construye un mundo entero que respira. Es imposible dejar de imaginar todas las otras historias que están ocurriendo allí (incluso una especie de revolución que no es explorada, pero que genera mucha curiosidad). Sin embargo, lo que en realidad cautiva es que los problemas del amor del futuro siguen siendo los problemas de siempre: la inseguridad, el egoísmo, esa necesidad de encontrarnos en alguien más, esa incapacidad de reconciliar las expectativas con la realidad. Es muy difícil amar a alguien por quien de verdad es y no por la idea que nosotros tenemos de él o ella. Her es encantadora, romántica, entretenida y llena de mucho corazón. Tal vez más que una profecía es una promesa y un recordatorio: los que nos hace ser es el amor. Y el amor, en palabras de Amy (el personaje de Amy Adams), «es la única forma de locura socialmente aceptada».

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