El Derecho ES el poder
Mi propuesta para la mesa 3 del Congreso es la siguiente: es fundamental que en Introducción al Derecho se estudie de cerca la realidad latinoamericana.
Para sustentar mi posición, voy a (1) explicar qué entiendo por “realidad latinoamericana”; (2) hablar de la relación entre esa realidad y el Derecho; (3) exponer cómo, en mi opinión, el Derecho debe ser visto como una construcción social y, por lo tanto, como el punto determinante en las relaciones de poder; para finalizar (4) concluyendo que introducir al Derecho debe implicar una introducción a la realidad latinoamericana.
¿La Gran América Latina?
Homogeneizar (mediante generalizaciones) es, siempre, un asunto muy delicado. Durante el proceso de abstracción, donde encapsulamos a un gran número de países bajo el mismo nombre (Latinoamerica), podemos ignorar las particularidades que definen a cada una de esas naciones. A simple vista, igualar a países como Colombia, Guatemala, Venezuela y Perú suena descabellado: después de todo, son nuestras diferencias las que fundamentan la existencia de fronteras.
Por lo anterior, aclaro que no creo que exista UNA realidad Latinoamericana que todos los países compartan.
Sin embargo, sería ingenuo obviar las similitudes. Países con corrientes políticas tan disímiles como Colombia y Venezuela se afrontan a los mismos problemas: ¿Cómo apróximarse a las reformas constitucionales? ¿Qué tanto poder otorgarle al ejecutivo? ¿Qué tan libre debería ser la libertad de prensa?
Si seleccionamos el problema de la libertad de prensa, por ejemplo, vemos que podemos relacionarnos con otros países: las chuzadas de Fujimori en Perú y del gobierno Uribe en Colombia; el cierre “legal” de canales de oposición en Venezuela; la presión constante de los Kirchner a los medios argentinos. Las apuestas constitucionales también implican problemas similares: la lucha Guatemalteca por reconocer los derechos de los indígenas después del genocidio de la década de los 80 es similar a la reparación de las víctimas que Colombia pretende implementar.
Hay, entonces, realidades comúnes: problemas típicos de las democracias y semi-dictaduras incipientes. Los derechos humanos, los derechos socio-económicos, la lucha por el poder es similar en los países latinoamericanos.
Es en el Derecho donde se le busca dar respuesta a estos problemas. El inicio de siglo se ha caracterizado por un fetichismo legal (LEMAITRE 2009): todos los grupos buscan legitimar su causa mediante el reconocimiento en el ordenamiento jurídico. Es así como los presidentes buscan “legalizar” sus dictaduras mediante reformas constitucionales (y no, como antes, a punta de plomo), y como las minorías han acudido a los diferentes tribunales constitucionales para el reconocimiento de sus derechos.
El Derecho se ha convertido en el poder: es quien define las realidades, quien legitima causas y obstaculiza otras (si no me creen, pregúntenle a los promotores de la segunda reelección en Colombia).
Derecho = Poder
Los teóricos normativistas/funcionalistas del Derecho Penal afirman que el Derecho es una construcción social, encaminada al establecimiento de roles sociales. Cuando estamos en sociedad, cada uno de nosotros está determinado por el rol social que desempeñamos: hay cosas que puedo hacer y hay otras que tengo prohibido hacer (soy libre de…no soy libre…).
Lo anterior permite ver algo: El Derecho crea personas. Un día le pregunté a un buen amigo, que es líder LGBT en la universidad, si él sentía homofobía. Su respuesta no podía ser más clara: “me siento, a diario, discriminado por un Estado que no me deja amar”. Ahí está, creo yo, el poder del Derecho.
Sin embargo, “el Derecho” no es un ente abstracto producto de la inspiración divina. Ese cuentico de la “sabiduría del legislador” no es más que una excusa para crear la falsa ilusión de seguridad jurídica. El Derecho es el producto de una sociedad en constante pugna por organizarse. Si bien el Derecho no lo es todo (estoy seguro que muchos sociólogos discutirán la gran importancia que le estoy dando en este texto), quien cuenta con la favoribilidad del Derecho tiene un gran poder de legitimación.
El Derecho tiene el poder de oprimir y, a la vez, de liberar.
Introducción a la realidad latinoamericana
Regresando al ejemplo de los derechos homosexuales: ¿Por qué Argentina permite el matrimonio gay, Colombia permite las uniones civiles entre homosexuales y Guatemala niega ambas? En esa pregunta está la aplicación del Derecho en varios países. La respuesta no es la misma, pero la problemática sí.
En todos los países de América Latina se presentan pugnas sobre los mismos problemas. El Derecho, en todos los casos, es el llamado a resolverlas. Por lo tanto, una introducción al Derecho debe ser una introducción a la realidad de nuestro sub-continente: después de todo, nuestro objeto de estudio no es un ente abstracto sino la apuesta organizacional de una sociedad. Realidad y Derecho son inseparables.
La Universidad de Los Andes está organizando un Congreso Internacional sobre Introducción al Derecho que se realizará en Septiembre. En las mesas de trabajo, se dará la oportunidad para que un estudiante de la universidad se siente con los panelistas y participe activamente de la discusión. El texto que aquí publicado es mi inscripción para participar en la mesa 3. El tema de la mesa es el siguiente: ¿Debería estudiarse, en Introducción al Derecho, problemas transversales de la realidad latinoamericana? Les cuento si lo aprueban. ACTUALIZACIÓN: ¡Lo aprobaron!
Me parece una muy buena propuesta, mejor que estudiar Betegon, etc…
El Derecho debe ser un instrumento para convivir de la mejor manera posible y evitar problemas.
No deben estarse cambiando las reglas sino cuando haya la certeza de que es para mejorarlas.
Buscar el acuerdo y la cooperación, es mucho mejor que estar peleando.
Unas cuantas normas que puedan ser comprendidas por todos (Como las reglas de tránsito) pueden aprenderse desde la primaria y las cuestiones más especializadas, serán estudiadas en la Universidad con plena responsabilidad y convencidos de que con ellas, habrá verdadera JUSTICIA y una mejor convivencia a nivel mundial.
Estoy de acuerdo con lo que planteas.
Sería muy interesante fomentar, desde los primeros años de colegio, un conocimiento por las normas, especialmente las básicas.
El ejemplo que planteas (código de tránsito) respalda lo que planteé en el pequeño ensayo. Las normas son los acuerdos a los que ha llegado nuestra sociedad, y esos acuerdos tienen una razón de ser. Por eso, para comprender las normas, hay que estudiar las razones. ¿Por qué, por ejemplo, está prohibido no parar en un semáforo en rojo? La respuesta va ligada a nuestra realidad, a lo que sucede y a lo que esperamos que suceda.
Son batallas que se libran en el Derecho, y son batallas que todas las personas deberían conocer y, quizás más importante, entender.
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