Para los próximos 4 años

No me gusta Juan Manuel Santos. No me gustan sus métodos. No me gusta la gente que lo rodea. No me gusta la manada de políticos que sacrificaron su ideología para unirse a un gobierno de objetivos superficiales. No me gusta su picardía. No creo que su acuerdo de unidad nacional nos una. No me gusta que mienta en tonterías como lo de haber propuesto la zona de despeje. No me gusta la campaña que emprendió contra Mockus. No me gusta la actitud de «yo no fuí» que adquirió después de la primera vuelta. No me gustan sus «propuestas». No me gusta su falta de transparencia (como en el caso de sus nexos con la empresa encargada de manejar nuestras elecciones). No me gustan sus nexos con los grandes conglomerados de medios del país. No me gusta que haya sacrificado su imagen para resguardarse bajo una enorme «U». Dudo, muy a mi pesar, que sea la mejor opción para Colombia. Dudo, incluso, que sea una buena opción para el país.

No es una oposición por oponerme. No soy terrorista, ni político, ni un simple resentido. No desperdicio palabras con el simple propósito de quejarme y criticar.

No quiero que al gobierno entrante le vaya mal, eso sería querer que a Colombia le fuese mal, sería lo opuesto a lo que pretendo lograr con mis palabras, con mis argumentos, con mis pensamientos, con mis debates. Cuando me levanto, escribo, alzo la voz para que me escuchen y doy mi opinión, lo hago porque ese es mi aporte a construir una Colombia mejor, un mejor futuro para todos. Y si en este momento critico a Juan Manuel Santos y a su partido, lo hago porque genuinamente creo que el camino que nos propone no es bueno para Colombia.

Espero, de todo corazón, equivocarme. Me encantaría estar en cuatro años haciendo campaña por el hombre que arregló Colombia, que nos encaminó hacia una genuina unidad nacional, fundada en la prosperidad de nuestra democracia, de todos los colombianos. Aprovecho este espacio para desearle la mejor de las suertes a Juan Manuel y a su equipo. Compatriotas, no desperdicien el poder que se les ha otorgado, y no olviden la responsabilidad que tienen de trabajar para el pueblo, siempre con honestidad, transparencia y buena fe.

Sin embargo, tal y como están las cosas en éste momento, estoy en la otra orilla. Y no soy el único.

Aquí estamos y no pensamos movernos, ni callarnos. Haremos control político, denunciaremos las fallas y propondremos mejores caminos. Hemos hecho ruido, y seguiremos haciendo ruido, todo con argumentos.

Somos menos, pero hacemos parte de este sueño que es Colombia. Y cuando empiezan 4 años de una mayoría importante en el congreso y la presidencia, es aún mayor nuestra responsabilidad en discernir. No permitiremos que el poder sea mal utilizado. No permitiremos que guíen a Colombia con el único argumento de que ustedes son más.

Quiero terminar con dos invitaciones. A los que comparten las ideas del gobierno entrante, les pido que nos escuchen y nos tengan en cuenta. Del diálogo y la verdadera concertación puede nacer un mejor proyecto de país. A los que comparten orilla conmigo, les pido que no se rindan, que no silencien sus voces. Es nuestro momento de hacer presencia, es nuestro momento de tener más fuerza que nunca. Somos el contrapeso necesario para que nuestra democracia funcione. Sin nosotros, Colombia está incompleta.

Aún queda mucho camino por recorrer.

Un abrazo a todos los que me leen.

La fotografía (cc)Ethermoon

Publicado originalmente en Censurados: Cero

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