Discurso de grado (Promoción 2008 Calasanz)

Por Juan Carlos Rincón Escalante

En muchas ocasiones pensábamos sobre este momento, siempre con la certeza de que se encontraba en un futuro muy lejano y que no llegaría pronto. Lo mencionábamos con cautela y mucha curiosidad. En nuestra garganta se formaba un pequeño nudo y la nostalgia nos invadía, incluso sentíamos temor. Sin embargo, el tiempo parecía eterno.

Pero ahora llegamos a la conclusión de que incluso la eternidad tiene un límite. El tiempo, en su afán de ser tan puntual, nunca se detiene; no deja espacios para suspirar ni para mirar atrás. Todas las fechas llegan, se viven y, con la misma determinación, se alejan. No hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Por eso, ante ustedes, tengo el melancólico orgullo de decir las palabras que por tanto tiempo hemos añorado y evadido: este es el final.

Con las estrellas en el firmamento recordándonos que aun hay mucho camino por recorrer, atravesaremos por última vez esas puertas que nos han visto crecer; esas mismas que, durante muchos años, nos han dado la bienvenida a incontables experiencias, nos han esperado abiertas para que hagamos de este más que un colegio; esas puertas han sido testigo de cómo convertimos este lugar en nuestro hogar.

Parece que el viento nos susurra todo lo que hemos vivido. Con su aliento nos recuerda cada una de las maravillosas personas que hemos conocido. Si miran a su alrededor, encontrarán rostros familiares, amigos incansables y compañeros que siempre estuvieron dispuestos a darnos una mano, a levantarnos en nuestros momentos más oscuros.

Sí, gracias a estas paredes que hoy nos resguardan, todos hemos conocido la verdadera amistad, esa que nos acompañará hasta la muerte, y más allá si es necesario.

Todos están aquí, sonriendo, recordando cada una de las bromas que hicimos, las palabras que pronunciamos, cuando nos dejamos llevar por el sueño y las veces que no paramos de molestar.

Estamos aquí, ¿no es así? Podemos decir que lo logramos. A pesar de las evaluaciones que parecían imposibles, de las horas que parecían inacabables, de las materias que tanto odiábamos…lo logramos. Conocimos maestros inspiradores y vivimos momentos inolvidables. Promoción, lo logramos.

Ya no hay más exámenes, no más clases en la tarde, no más comidas en la tienda de Fercho, no más campañas de personería o consejo, no más tareas. Sólo queda el grato recuerdo de un trabajo bien hecho, de una meta cumplida y de muchas lecciones aprendidas. Todo eso hace parte de lo que somos hoy día.

Aquí no hay diferencia entre los dos onces, todos somos la promoción 2008. Todos ustedes son los mejores seres humanos que he conocido y estoy eternamente agradecido por eso.

Este es el momento, señores, el presente ya no existe, el futuro ha llegado y es totalmente nuestro. Nunca dejen de soñar: somos tan grandes como nuestros sueños. No limiten su imaginación. Si se sienten temerosos de lo que pueda venir, si están inseguros y no saben si podrán lograrlo, simplemente miren atrás y recuerden que se graduaron del mejor colegio de Colombia, que pertenecen a la generación que cambiará el mundo. Tengo toda mi fe puesta en cada uno de ustedes. Manténganse hambrientos, siempre sean inquietos.

Señores, al cruzar esas puertas por última vez recibirán un nuevo reto: ser el mejor en cada una de sus profesiones.

Mis amigos, es hora de demostrarle al mundo lo que es haber sido educado bajo la piedad y las letras, lo que es ser un verdadero calasancio.

Buenas noches y buena suerte.
=)

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