¡Un brindis en honor a los traidores!

Lo poco que tiene por decir Jkrincon

Dolor

(cc)merindah

¿Cuanto cuesta una lágrima? ¿cuantas putas lágrimas compran un arma? ¿cuantas lágrimas compran misericordia? ¿qué tan alto debe ser el llanto para que sea un zumbido en la oreja de quienes toman las decisiones? ¿cuantos muertos se necesitan para que se agoten los cementerios?

¿Cuanto cuesta, hoy en día, un granito de sentido común? Y, ya que estamos en la onda de preguntas ingenuas: ¿cuanto poder tiene mi voto?

¡Un brindis en honor a los traidores! ¡Un brindis por los cabrones! ¡Un brindis por Uribe! ¡Un brindis por Chávez! ¡Un brindis por las instituciones! ¡Un brindis por los tanques! ¡Un brindis por los subordinados, por los soldaditos! ¿Ya estamos borrachos? Sigamos brindando hasta quedar inconscientes, sólo nos queda la esperanza de que todo sea un mal sueño.

Pero no lo es, y amaneceremos con un guayabo muy berraco.

Esto de escribir no es lo mío, soy una hombre indecente que suelta groserías ante injusticias que, al parecer, muchas personas no comparten. Y a medida que pasan los días me doy cuenta de que las palabras nunca serán lo que yo -el autor- quiero que sean, sino lo que ustedes -los lectores- desean hacer de ellas. Estoy, básicamente, gritando en el vacío.

Pero nos queda la masturbación, nos quedan las palabras escritas en el espejo, nos queda el eco del silencio, nos queda la ilusión de relevancia.

Voy a ser sincero: tengo miedo. Miedo porque los grandes se amenazan con guerra, se apuntan los soldaditos de plomo, y los periódicos ya hablan de guerra fría y otras cuantas payasadas más.

Miedo porque mientras los cabrones montan shows bien sonoros, se opacan las lágrimas de las verdaderas victimas. No se engañen, en caso de guerra los que sufriremos seremos nosotros, el pueblo, los dispensables, seremos el daño colateral de una guerra que no es nuestra.

Colombia ya conoce el dolor de la guerra, Venezuela aún es ingenua ante las atrocidades que esta trae consigo.

El dolor del pueblo es silencioso, los discursos políticos son ruidosos y totalizantes. Las lágrimas son profundas y tenebrosas, la diplomacia es hipócrita y atractiva. La muerte es…indescriptible, las victorias militares dan puntos en las encuestas. La verdad es una cobarde, la mentira se viste de traje y sonríe ante las cámaras.

Hoy les pido, de todo corazón: colombianos, venezolanos, hermanos, unamonos. Nos quieren llevar a una guerra innecesaria, injusta. Nos quieren cobrar con nuestras vidas el orgullo de presidentes que se creen dioses. Quieren hacernos creer que Venezuela y Colombia son sólo sus presidentes, y que nosotros no contamos.

Digamos en una sola voz lo que nuestros corazones sienten [pero tienen miedo de expresar]; gritemos que no queremos guerra; gritemos que somos hermanos; gritemos que queremos paz; gritemos que no queremos ser utilizados; gritemos, gritemos, y no dejemos de gritar…la esperanza nos necesita.

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